domingo, 12 de octubre de 2008

Rayuela - Capítulo 68

Ayer le contaba a Vesper Lindärien sobre el glíglico, el idioma inventado por Julio Cortázar. Miren lo que el gran cronopio fue capaz de escribir... Es genial.


Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

6 comentarios:

Andie dijo...

simplemente...

Maldito Cortazar ¬¬'

Gedanke dijo...

Lamento:
¿Cómo es que estuve en París sin dejar en la tumba de Julio (en el Cementerio de Montparnasse) una florecita y un cigarro?

http://farm3.static.flickr.com/2054/2065170755_a7bfb798db.jpg

Horacio Holiveira Hache Hache Hache... Jeje, Cortázar destruyó la novela para empezar de nuevo.

Anónimo dijo...

Un ex-amigo afirma que leyó Rayuela por completo, entendiendo perfectamente todo.

El tipo también no ha vuelto a abrir ningún libro desde eso.

Eso fue hace muchos años.

Empiezo a creer que ese ex-amigo es un mentiroso.

Andie dijo...

Yo digo que para leer Rayuela se ocupan varios años, muchos hongos y un tantito más de imaginación ^^

Gedanke dijo...

No es tan alucinante, en realidad... lo maravilloso está en que ese París de Oliveira y la Maga fue real. Ninguna novela me ha influido tanto :-)

Anónimo dijo...

Si cuentos ácidos sobre hongos y alucinaciones es lo que buscas, puedes abarcar desde Lewis Carrol hasta Ken Kessey.

Y si es sobre alucinantes influencias...Pues, ya se sabe que autores prefiero yo. =)