domingo, 30 de noviembre de 2008

Diferencias

Un tío se fue del país. Fuimos a despedirlo al aeropuerto de ciudad de México. He aquí los trabajos y los días de aquella jornada.
Llegar al D.F. es toda una aventura, digna de épico relato, pero, aunque vine muy al caso de nuestro asunto, por brevedad solo dos relatos haré. Hay dos lugares en ciudad de México. Estan en el mismo país, bajo el mismo gobierno. La sociedad que pisa esos suelos es la misma, criada en la misma cuna que es nuestra tierra, que como ella, ninguna.
Este es el Primero:
Mi tía, la "Princess" se goza de ir a este lugar cada vez que puede, aunque su cartera no lo permita. Así es, nuestro primer lugar es Santa Fe. Si, ese centro comercial.
Al entrar te ecuentras con pisos bien pulidos, aire acondicionado, epectacular iluminacion... La decoración, que muda con la época, ostentaba este día unos relojes verdes de felpa de tamaño descomunal colgando del techo. Si, Es un verdadero palacio, un palacio dedicado a un único motivo que, como anuncian los innumerables carteles, esta dedicado, consagrado al capitalismo, al dinero, y al consumismo... estas tres entidades que se alimentan una a otra, que, faltando una, mueren las otras. Esa ilusión, ese delirio, esa alucinación, digna de David Copperfield... Señoras lujosamente ataviadas, con su querido hijo único siguendoles el paso, mientras con su sonrisa despilfarradora cargan las quinientas bolsas, y cuando ven a otra con más, se precipitan fúricas a las baratas para comprar los artefactos de última moda que las haran vencedoras en este combate de billeteras. Sus hijos, los angelitos de mamá, claro, con la última moda juvenil, corte de modista, y claro, su iPhone, y los menos, su (o quizas sus) celulares con cámara de 3.2 megapixeles, dos gigas de memoria, bluetooth, conexion a internet... y las asombrosas habilidades del aparatejo ese siguen y siguen, una herramienta que opaca a los mejores inventos usados por James Bond, solo les falta que le hagan la tarea, para que el angelito mejore su promedio, si no es que yo, por desactualizado, desconozco algun modelo que ya sea capaz de hacer eso, y regañar a los profesores irracibles que insisten en hacer que le quiten el celofán a su cerebro, porque se queja el angelito que pensar es causa de dolor de cabeza. Con carteles que llegan desde el piso hasta el techo, que, se levantan desde el suelo, a pesar de colgar del techo, que pregonan, predican y canonizan a su producto, compañía, mientras mendigan el dinero que brota de los bolsillos. Gaste, compre, si, la felicidad esta al alcance de su mano, compre, sea feliz, tenga su casa en la colina.... ob-la-di, ob-la-da... En este caos que consume y se consume todo se vende, todo se compra, todo es dinero, se compra con dinero, se obtiene con dinero, viene con dinero, o no existe. Una catedral, una catedral... un verdadero lugar de adoración... de veneración, de consagración al dinero, al lujo, al placer, al aquí? al ahora?... Y sobre vitrinas predican el dinero, las finanzas y la riqueza, mientras los fieles entonan Ave Denarius... Tan fuerte y tan hondo, que aún del otro lado del espejo se escucha... Entre sonrisas, caras y cuerpos perfectos, ataviados a la moda del momento, ni los maniquís gozan de su eterna sonriza exhibidora de su propia riqueza.
Dejemos por un momento esta escena, y olvidemonos de palacios, reyes y reinas. Dejemos los cuentos de hadas, los finales felices y las historias de amor... Avancemos un poco en el tiempo, pues despues del siglo XIX, sigue el siglo XX... y... que siglo. Tomemos una bocanada de aire frío y sobrio, y recomfortemonos diciendo, las cosas están peor de lo que podemos imaginar...
Este, es el segundo lugar.
Este, este es el lugar de los segundos, lugares y tiempos, que se hayan en aquel limbo suspendido, amitad de camino... pero que a los extremos no hay mas que un solo paso...
Este es, el barrio bravo de Tepito... El mercado más grande... si, aqui también, todo se compra, todo se vende, y si no se tiene, se consigue... Los precios baratos, los puestos llenos de copias piratas, chinas, de mala calidad, robadas o contrabandeadas. La gente escualida quemada por el sol, de la mañana, medio día y tarde, trabajando por el pan del día, o esperando a arrebatarlo a quien lo tenga. Las calles sucias y mugrosas, el aire pesado, intoxicante a causa de los camiones que no exhalan más que un humo negro como su suerte. Las miradas tristes, las cabezas bajas, condenados a su vida en medio de aquel mercado tan multifacetico... de caras carcomidas por el sufrimiento, de pieles negras por el tatuaje, cortadas, o los ojos incapaces de reaccionar del muerto y del toxicomano... Situados justo al final de la avenida más larga del mundo, Reforma, mandada a hacer por un emperador extranjero , y a unas cuadras del Zócalo, donde una vez fue el centro de la Gran Tenochtitlán, a la sombra de la piramide mayor, lugar de los grandes Aztecas... De un pasado tan turbulento como glorioso, de tanta riqueza pasada que el olvido arrebató de sus corazones... Y, es que el gobierno, a veces legítmimo, otras espurio, pero gobierno siempre, vencedor siempre ( ya que no hay gobiernos perdedores...) ha sucumbido tanto siendo bueno como malo, pero esta gente, el alma de México, que no vive ni en palacios ni en balcones, se pasea con gusto en las aceras y banquetas, de este mi México, mi setentero México... Y, aún marcados por la tristeza, la desdicha o el desprecio, es esta alma de mi país la que ha forjado su historia, conciente o inconcientemente, para bien o para mal, pero es que el poder, bien lo han sabido todos los revolucionarios, no recide en el gobierno, sino en el corazon del pueblo. Imperios se han construido a las espaldas de los pueblos, pero imperios van y vienen, sistemas economicos, gobiernos, potencias, credos y manifiestos, pero es el pueblo mismo el detentor real de todo poder politico. En politica es el pueblo el que tiene el poder, manipulado o no, de buenas o malas costumbres, el pueblo permanece, viendo pasar delante de él estatuas de plomo, u oro, plata o estaño. En las venas de las ciudades una es solamente una la sangre, es la gente... Gente sufrida, humilde, quizá tatuada por la vida... de ojos añorantes ¿de que?, ¿a que miran esos ojos, tratando de encontrar aquello que no saben que buscan? ¿es que buscan algo? ¿es que perdieron o encontraron? es quiza algo que nunca podré contestar...
Estos dos lugares, hijos de la misma madre, del mismo país, de una misma cultura, en una misma ciudad...
Tan cerca y tan lejos, sin fronteras entre ellos, ni muros ni barreras... ¿que o quien es ese abismo que juega a los dados?
Y es que no es hasta que uno jura y perjura que matará a aquel que sea responsable de tanta desdicha, de crear el abismo, de matar sin compasion, de cometer injusticia, en fin, de todos los males... es solo entonces... que ves los dados de tu mano... y en la de quien esta frente a tí, y del de al lado, de trás, arriba y abajo... Es entonces que ves, los dados en las manos de cada ser humano, y en tus manos...
Y, es entonces que, como es sin duda cierto, que ves... que todo este abolengo, este discurso, este carnaval, de Río o de Venecia, que sabes... Todo esto que pasa por debajo de las nubes, quiza incluso rozandolas... Como ya alguien ha dicho antes de mi... Todas estas diferencias, tan grandes ante nuestros ojos, tan pequeñas delante del los Tuyos... y es que la duración de la vida es una sola, y una misma, y es, precisamente, una vida, ni dos ni tres, ni menos, ni más... Una vida, a centenarios y recién nacidos, y las riquezas, son nada... y es que, estas grandes diferencias... no son tales... Somos humanos, y no puedes quitar los dados de tu mano, pero si puedes lanzarlos... ¿que quieres hacer con ellos?

2 comentarios:

Gedanke dijo...

Y a todos, ricos o pobres o de clase media, nos llevará la chingada...

No, no es eso. Entiendo como te sientes, oñoT. Cuando digo que mi abuela vive por Polanco, suena impresionante, pero lo cierto es que el barrio donde crecieron mi papá y mis tíos, es sólo un poco más luminoso que Tepito. La Ciudad de México sigue siendo tan impresionante como hace 500 años... pero ahora por los contrastes.

Toño, es tan difícil identificarse con una ideología de izquierda cuando si sabes de capitalismo y comunitarismo, si estás escribiendo en una laptop, es gracias al pinche capitalismo, a la plusvalía, a los obreros explotados de cuyo trabajo nos apropiamos por ser niños bien de prepa particular. Me siento muy mal. Gasté una fortuna en libros, ¿para qué? ¿De qué sirve que yo lea, si la cultura jamás será para todos?

:-S

Cronos dijo...

Pienso que, por una parte, no creamos la realidad en la que vinimos a nacer, pero del otro lado, es inevitable sentirse verdugo y doctor al mismo tiempo... tratando de hacer algo bueno, al mismo tiempo saber que del otro lado tu eres quien esta matando a quien tratas de salvar... son dos sentimientos encontrados que no hacen mas que dejar un mal sabor de boca. ¿Como conciliar esto entonces... decir, si soy rico y soy la causa de todos tus males, pero tengo la intención de ayudarte, aunque de la intención no pase? si, ya sé, esto es bastante malo... la pregunta debería ser en realidad ¿vale la pena tnener esa intención? ¿la intención por si misma es capaz de cambiar algo? Es una pregunta muy dificil en realidad... por ejemplo, el valor de un regalo lo determina la intención, sea costoso o barato...¿Vale la pena gastar en cultura, aunque jamás sea de todos? bueno, creo que eso es un poco más facil... si no hay la intención, las cosas jamás cambiarán... la intención, al menos, da vida a la esperanza, si, se que parece no ser mucho, pero es mejor que nada. Ahora, considera esto, pobrezas hay de más de un tipo... yo solo he hablado de la financiera, pero hay pobreza de espíritu, pobreza de pensamiento... sabes, de una manera u otra, todo lo que se descompensa de un lado de la balanza se compensa siempre del otro... Todos somos pobres, pero no todos somos pobres de lo mismo... Aún los ricos más despilfarradores, son solo eso, ricos en unos trozos de metal redonditos... pero son pobres en otros aspectos. El pobre más pobre, tiene aún en su pobreza más posibilidades de riqueza de espíritu que ni todo el oro del mundo podría alcanzar. A eso me refería, riqueza absoluta, nadie tiene, todos somos iguales, solo que carecemos de cosas distintas... el dinero no lo es todo.