lunes, 19 de enero de 2009

Los Momentos de la Eternidad

Es materia de la más alta metafísica el estudio de ese espacio fuera del tiempo que denominamos eternidad. No podemos ni siquiera imaginar lo que implica. ¿donde inicia y donde termina aquello que carece de inicio y final?
Mucho de ha dicho de la brevedad de la vida, de lo corta que es, de lo poco que se hace pudiendo hacer mucho más. Este escrito no hablará sobre eso.
La eternidad no es divisible en unidades, es un entero atomico, o por el contrario, esta dividiada en unidades tan pequeñas que no representan cantidad alguna de tiempo. Sea como fuere, diran ustedes, la eternidad no nos interesa, la vida es corta. Aun así siempre me ha sorprendido que la gente repita al unisono una y otra vez la brevedad de la vida. Trata, por ejemplo, de recordar todos los momentos de tu vida. Es, desde luego, imposible. Es porque la vida humana esta llena de momentos, y cada uno es digno de estudio tanto como para llenar enciclopedias de un solo instante vivido por una sola persona. Es luego entonces que hablo del instante aureo. Este instante del que hablo no tiene relación alguna con la palabra aureo, con la unica excepcion de que esta pretende describirlo. Esos instantes, apenas perceptibles. Esos momentos carentes de duracion alguna y sin embargo duran una eternidad. Momentos en que uno dice, “las cosas no estan donde las veo. Anteayer vi amanecer la noche.” O cuando el cielo esta nublado casi por completo, pero en un claro de nubes, ves la luz del sol caer con todo su poder sobrecogedor sobre una nube blanca, y te desplomas al piso porque ves un blanco más blanco que ningún otro, un blanco tan blanco que tus ojos no pueden percibir. Esos momentos mágicos en que el tiempo no parece detenerse, se detiene y una eternidad transcurre si no delante de nuestros ojos, si delante de nuestro entendimiento. El sonreír de un niño, dos viejitos cruzando la calle con el mismo aire que cuando mozos, ver al sol y la luna en un mismo momento, ver una hoja caer. Esos instantes que no duran ni un solo segundo y que duran una eternidad. No hay eternidades grandes, ni chicas, las eternidades son todas aquellas que están fuera del tiempo. Innumerables eternidades le es dado al ser humano gozar. Aún en la brevedad de que somos parte. Piensa en una vida, es larga, piensa en un siglo, es largo, y en un milenio. Piensa en la vida de las estrellas, larga pero no interminable. Piensa en el mismo universo, y aquello que damos por eterno, solo resulta ser de una larga duración, tan grande que no somos capaces de entenderlo, pero aún así, ni siquiera el universo es eterno. La verdad es que uno hará lo mismo en un día de vida que en un millon de veces la duración de la vida de un sol. El secreto no esta en vivir eternamente, sino en aquello que haces con el tiempo que tienes. A veces me intriga la idea del peso de la edad. Cuando vas en el coche con tus padres y pasan una canción bien “retro” y los miras y estan al borde de las lágrimas. Tu sabes, o crees saber, que es por nostalgia, y si, sin duda lo es. Pero hace poco tiempo pasaron por la radio una cancion de mediados de los 90. Yo estaba euforico, mientras mi hermanito me veía con cara de que onda con mi vida. De repente el gozo comenzo a dolerme, no porque mi hermanito no entendiera, ni porque extrañara aquellos tiempos, lo que en realidad me dolía eran los momentos que no pude recordar. Eclesiastés hace una larga reflexión sobre la vida humana y que es aquello que importa durante ella. En mi calidad de cristiano, esto es todo lo que me importa. Amar a Dios por sobre todas las cosas y a mi prójimo como a mi mismo. En lo que respecta a nosotros los cristianos, sabemos que algún día veremos la eternidad, y seremos capaces de entenderla. Mientras tanto, seguiremos sentados en el borde del gran cañon mirando todo aquello que pasa bajo el sol.
Post Scriptum. Mañana me operan.

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